martes, 9 de diciembre de 2014

El abismo de la lamentacion.



Esas veces en las que notas que te aprieta el pecho, que tu corazón se contrae, duele que no puedes soportarlo, y que no puedes articular palabras porque cuando te das cuenta estas tu solo, no hay nadie que te escuche, nadie que le importen dichas palabras, esos momentos en los que has trabajado para mantener algo que te importa, y ver en un suspiro como se evapora todo, como ver que hasta tu ultima lagrima cae al infinito, a ese pozo de desesperación.

Pero eso no es lo peor, empieza cuando te despiertas vuelves a tu realidad y toda palabra que articulas que dices, que escribes, todas se van volando, y es en ese momento cuando te das cuenta de que no importa que palabras digas todo lo que grites porque cuando vuelvas a abrir los ojos estarás solo, estarás gritando a una pared vacía.

Veras como cada palabra se la lleva el viento, y es entonces cuando esperas que esas palabras encuentren a alguien digno alguien que merezca leer dichas palabras, alguien que sienta como tú sientes, que comprenda cada segundo que has estado en ese pozo de agonía. Pero cuando te acostumbras a tal vida a que tus palabras se las lleve el viento a que tus sentimientos desaparezcan con el tiempo, es cuando ya da todo igual, cuando solo estas tu caminando hacia el infinito esperando encontrar algo que te devuelva ese último latido de tu corazón.

Aunque, la verdad también sea dicha cuando siempre pasa lo mismo exactamente en el mismo orden siempre te hundes, y siempre vuelves a la superficie solo pero eso te enseña a que por mucho que duela siempre has de levantarte al final y al cabo siempre serás el que ha sobrevivido esa incógnita en el mundo que desgraciadamente nunca tendrá respuesta, que serás un rompecabezas imposible.

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